Cada hoja de nuestro Araguaney es como una lámina de fuego
amarillo donde se encuentra escondida la historia del viento, sol, tierra y agua de
Venezuela. Es oro al aire que durante generaciones se ha cotizado en el corazón
de quienes nacimos en esta tierra de invalorable biodiversidad.
El 29 de mayo de 1948, durante el gobierno del presidente,
maestro y escrito, Rómulo Gallegos, se promulgó el decreto que instituyó el
Araguaney como Árbol Nacional de Venezuela.
Pero hay dos héroes poco mencionados quienes coprotagonizaron
la gran fiesta que hoy celebramos. El maestro Luis Beltrán
Prieto Figueroa para entonces Ministro de Educación Nacional y el también
ministro Ricardo Molina de Agricultura y Cría. Ambos desde sus despachos, se
unieron en avanzada al futuro para impulsar la iniciativa.
La histórica decisión del Gobierno de Gallegos va mucho más
allá de un Decreto Ejecutivo. Es una manto de nacionalismo, respeto a la
naturaleza y arraigo al país, que durante más de 70 años ha cubiertos las aulas
de escuelas, millones de hogares y el espíritu de esta hermosa nación.
Quienes nacimos en Venezuela, sabemos, que en cada hoja de
nuestro amarillo Araguaney, se encuentra escondido un tesoro. (Texto original Luis Aparicio Hernández
Sánchez- Los Pasos de la Historia)
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